“Y el Rey les dirá: en verdad vos digo que  cuanto hicisteis a uno de estos hermanos  míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”  Mt 25:40 Que hago Contacto Utilidades

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"Estos son mis principios y valores, pero si no le agradan tengo otros", Groucho Marx

Ya hubo varios intentos de crearse lenguajes artificialmente, todos ellos frustrados porque los únicos interesados en hablarlos siempre terminan siendo solo sus propios impulsores.


El habla se ha desarrollado por un proceso natural como una necesidad para la comunicación de la especie humana. Pero en los casos en que deja de aplicarse a lo general para especializarse y orientarse hacia interpretaciones e intereses de grupos particulares el idioma se convierte en un dialecto particular, poco útil para los demás.

Y cuando esos pocos quieren imponerle a los demás la forma en que ellos también tienen que pasar a hablar me parece una insensatez arrogante.


Soy varón y jamás me ha molestado que se diga que soy "UNA de LAS personas presentes en una sala"; decir demagógicamente que "hay personas y personos en la sala" no alteraría en nada mi realidad o naturaleza. Yo sé lo que soy y entiendo muy bien cuando se habla de forma generalizada. En mi parroquia soy catequista de adultos, y no un catequisto (como por amabilidad, ya quisieron llamarme para "no ofender"). De igual forma no creo que a algún otro varón le haya ocurrido jamás que su profesión tuviese que ser cambiada para periodisto, artisto, pianisto, cientisto, analisto, atleto, astronauto u otras sandeces. Lo genérico es general (sic.), y siemple incluye al todo.


Querer traer esa forma más de manifestación del relativismo a nuestro medio no aporta ni nos ayuda en nada. Representa solo una superficialidad


El relativismo es el padre de lo políticamente correcto, que -paradójicamente- es lo más hipócrita e incorrecto que puede haber en la política.

El lenguaje inclusivo, como una nueva imposición del feminismo radical ha tenido una rápida acogida en los medios políticos, y eso hace recordar a Groucho Marx cuando decía "estos son mis principios y valores, pero si no le agradan tengo otros".

Lo políticamente correcto no es más que un oportunismo barato, pues no llega a ser una cosa ni otra: las cosas o son correctas o no las son, independientemente de cómo al demagogo se le antoje presentarlas. Es una "herramienta" que Hitler y Stalin ya la habían utilizado hasta la extenuación, pero que ahora vuelve como una moda y con nuevo nombre.


Juan Pablo II, y ahora también Benedicto XV, se han cansado de denunciar al relativismo que se ha aseñorado de nuestra sociedad e infiltrado en la Iglesia.

Verdad solo puede haber una, una "verdad" diferente ya no es LA verdad. Una misma cosa no puede ser a la vez buena cuando la practique yo pero mala si la practicas tu. Lo bueno es bueno y lo malo es malo; no hay "malo un poquito bueno".

Es como el embarazo: o se está embarazada o no se está.


Esta nueva imposición del feminismo radical en nuestro medio tampoco le hace mucha gracia a Madre Angélica, como ella misma lo dejó entrever en un par de sus presentaciones.

El argumento de que "bueno, es que permite comunicar mejor" no solo no es cierto como que divide de forma sexista a aquello que nada tiene a ver con el sexo de las personas, que es el amor fraternal promulgado por Cristo. Nada se relaciona con el sexo en la evangelización, la caridad, la catequesis, la santidad, la oración o la salvación.


Que algunos políticos se valgan de la demagogia barata para manipular masas incultas no sorprende. Lo que sí sorprende -y hasta llega a ofender- es cuando un presbítero subestima la inteligencia de su rebaño y quiera tratarlo de ese mismo modo.

Quedarse repitiendo las mismas palabras en los dos géneros cuando todos ya saben de qué y a quiénes se les está hablando es robarle tiempo a cosas de real importancia. Últimamente algunos presbíteros parecen preocuparse más en agradar a ciertos colectivos radicales minoritarios que en preparar homilías que no aburran a la gente. Parece que le dan más importancia a la forma que al contenido... y tenemos que aguantarles hablando el doble sin decir nada.

"Los feligreses y feligresas, los hermanos y las hermanas, los voluntarios y las voluntarias, los ministros extraordinarios y las ministras extraordinarias, los parroquianos y las parroquianas" ... ¡blaahh!


En mi opinión el lenguaje inclusivo es siniestro y sobra en la Iglesia.

Ya hay dos denominaciones cristianas en el Reino Unido (y varias otras por el mundo) que, no bastándole la admisión del sexo femenino en el sacerdocio y jerarquía, han llegado al colmo de inventar un "santísimo cuarteto" (un Dios-Padre, Dios-Madre, el Hijo y el Espíritu Santo), en lugar de la Santísima Trinidad (sic). En una de esas, la doctrina ha sido cambiada para aplacar a las quejas de sus "obispas", quienes utilizaron como argumento que las Sagradas Escrituras son demasiado "machistas" (sic).


¿Por qué he traído este tema a discusión? Por dos razones. La primera, porque se trata de algo tremendamente siniestro, debido a sus consecuencias: en la mencionada comunidad cristiana, en lo que se cree ahora ya no es más en la Palabra de Dios, sino que ha pasado a ser en aquello que los humanos voten y "democraticamente" determinen qué es lo que debe ser la "verdad" y en qué se debe creer. Eso no solo ha dejado de ser cristiano, ya no es más que una mera ideología travestida de religión.

Y la otra razon es que no pretendo complicar mi vida dejándome someter a cosas que me parecen banalidades infantiles, demagógicas y de gente inculta: ballenos, águilos, mariposos, gaviotos, cigüeños, araños, culebros etc.


Pues, seguiré comunicándome como la humanidad lo ha venido haciendo sin problemas hasta aquí, con sus usos y costumbres y no como últimamente lo quiere imponer una ideología prepotente (que además –irónicamente- representa a uno de los movimientos que más atacan a la Iglesia).


Y para concluir, espero que ahora que conoces mi punto de vista sobre este tema no te ofendas si generalizo y no distingo entre si eres mujer, hombre, adulta, adulto, niño, niña, gordo, gorda, flaca, flaco, rico, rica, pobre, chino, china, europea, europeo, blanco, blanca, piel roja, negra o negro cuando hablo. Ninguna persona deberá sentirse "excluida" porque estaré siempre hablando genéricamente y, a menos que el contexto lo requieriere, cuando utilizaré las palabras especificas para el género femenino o masculino. Tal como se ha hecho toda la vida


La igualdad al nivel que el Creador nos la ha asignado no es afectada por la forma en que se hable o se deje de hablar. Eso es un detalle menor (y en mi opinión, una pérdida de tiempo); lo que realmente importa es que nos comuniquemos y hagamos entender en lo que realmente cuenta.

Seguiré empleando el lenguaje de toda la vida, porque siendo varón no me molesta ser UNA criaturA de Dios.

Independientemente de que seas mujer o hombre, te quiero igualmente como hermano en Cristo.


Que Dios te bendiga+++

R.'Deoduce'